miércoles, 29 de enero de 2014

"La fidelidad es la capacidad de no engañar, no traicionar a los demás. Es un valor moral que faculta al ser humano para cumplir con los pactos y compromisos adquiridos. La fidelidad es entonces el cumplimiento de la palabra dada".



Es triste confiar en las personas y sentirse defraudado. Es triste darse cuenta que alguien en quien confías y por quien das la cara te falla. Pero es aún más triste sentirte engañado y vendido por amigos, por gente que trabaja contigo codo con codo en la consecución de alguna meta.


Lo ocurrido estos días con Martín Gómez y el Prendimiento es algo que no por muchas veces repetido deja de sorprender. La deslealtad y el apuñalamiento es algo ruín del alma humana.


Por desgracia es algo que sucede con asiduidad en todo los ámbitos de la vida, quizás más de lo que nos creamos, pero no por muchas veces repetido deja de ser un acto de cobardía y mezquindad.


Ya lo decía Enrique IV: "Señor: líbrame de mis amigos, que de mis enemigos yo me cuidaré".




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