miércoles, 25 de diciembre de 2013

COSTALEROS Y CAPATACES, SERVIDORES DE UNA HERMANDAD

 

Actualmente los costaleros hermanos tienen una enorme fuerza. Fuerza física para llevar a San Gonzalo, Santa Catalina, la Carretería, etc., como nunca esos pasos han sido llevados. Fuerza para quitar y poner juntas de gobierno. Fuerza para cambiar las características de una cofradía en la calle y como Hermandad. Y se olvida que los costaleros y capataces son servidores. Ofrecen una ayuda insustituible cual es llevar con la máxima dignidad los pasos. Servidores porque deben estar al servicio de la junta de gobierno y no actuar como grupo independiente. Servidores para formar una piña indestructible con el capataz y con el diputado mayor de gobierno. ¿Se viven así las cosas? ¿Qué siente un costalero? ¿Por qué sale de costalero? Hace ya muchísimos años, más de treinta, en la junta de gobierno a la que entonces pertenecía nos planteamos qué hacer con un costalero que se manifestaba públicamente como miembro de una ideología anticristiana. Su comportamiento, con el costal puesto, era irreprochable; llega, se mete debajo del paso, no habla nada, hace los relevos correspondientes sin llamar la atención, nada que corregir. Decidimos no plantear ninguna cuestión, el Señor y su Santísima Madre acudirán en su ayuda en el momento oportuno porque había sido su servidor sin ostentación, silenciosamente. No siempre son así las cosas. En estos momentos hay capataces y costaleros, por lo general, muy aceptables. Y debe primar la voluntad de servicio a la Hermandad, evitando los costaleros y capataces presumidos; los costaleros delante del paso, abrazos y besos; y los costaleros y los capataces que se consideran los protagonistas.  

 

        

 






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